lunes, 5 de julio de 2010

Ganas

No necesito de ningún plato afrodisíaco para sentirme apasionada y desearte.

Solo con tu recuerdo y tu presencia me elevo al cielo tocando las estrellas y me transporto al mundo de lo exquisito, de lo sobrenatural, de lo pasional.

Nuestras miradas bastan para expresar este deseo intenso, este deseo incomprensible que siento al estar cerca de ti. Las manos me sudan, el cuerpo me tiembla, mi voz se enmudece y mis pensamientos se van de viaje al Pacífico Lejano del placer y la satisfacción.

Quisiera que el tiempo se detuviera cuando estoy a tu lado.

Inexplicable, insaciable…

Este incomprensible deseo que me tortura los sentidos y me atrapa, acorralándome entre las paredes de pasión irresistibles.

Bajo un manto de feromonas descontroladas damos rienda suelta a nuestros deseos más profundos. No necesito de una penetración para sentir el placer, para que me subas y me transporte a lo increible, a lo conocido que de repente se vuelve desconocido porque es algo que he sentido pero a la misma vez no he sentido. Son expresiones que se contradicen pero es que junto a tu cuerpo todo es nuevo, todo es diferente.

Como explicar que esta sed incontrolable solo la calma tus besos, tus abrazos, tus caricias.

Pido más, quiero más.

Quiero que me hagas el amor desde que salga el sol hasta que la luna se esconda, Quiero que me hagas el amor desde que la primavera comience a florecer hasta que el invierno comience a derretirse. Quiero que me hagas gemir, gritar, llorar, reír. Quiero que me haga pedir más de ti.

Elévame, atrápame, sedúceme, agárrame, excítame, trata de controlarme…

Controlar estas ganas de ti.

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