Kim Wallen, profesor de psicología de la Universidad Emory (EEUU), lleva ya tiempo ocupado haciendo los cálculos que le han permitido averiguar la piedra angular del goce femenino. Según el investigador, y más allá de la posición exacta del famoso punto G, ha descubierto una sencilla regla fisiológica que determina si una mujer tiene más o menos facilidad para conseguir un orgasmo.
El quid de la cuestión está en la distancia que separa al clítoris de la vagina. Ese número, medido en centímetros, determina la facilidad para conseguir orgasmos por estimulación del pene, sin ayuda de lengua, dedos o juguetes sexuales.
Según Wallen, para ser la agraciada, la distancia entre el clítoris y la vagina debe ser menor de 2,4 cm, aproximadamente la longitud desde la punta del dedo pulgar hasta el nudillo del mismo. Cualquiera que tenga esta medida, está capacitada para producir orgasmos fiables durante una sesión de sexo con penetración.
Durante el trabajo de campo preliminar, el investigador ha revelado que sólo el 7% de las mujeres siempre alcanzan el orgasmo durante la penetración, fruto de su distancia CV (clítoris-vagina). Aunque, según Kim Wallen, las mujeres con distancias CV grandes no deben desalentarse.“Personalmente, no creo en la incapacidad sino en la inexperiencia; el pene como máquina de orgasmos no dice nada acerca de una vida sexual feliz. Esta regla permitirá a las parejas ser un poco más originales en la manera de tener relaciones sexuales.”
El profesor Wallen no es el primero en medir esta distancia “CV”. En la década de 1920, la princesaMarie Bonaparte, psicoanalista francesa y “amiga” de Sigmund Freud, creció harta de su propia falta de respuesta orgásmica. En su práctica profesional, vio un montón de pacientes con la misma queja ( “frialdad”, en la jerga de la época). Sin embargo, ella siempre culpó a la fisiología, no a la psique, como origen de su carencia.
Bonaparte recogió los datos CV de los orgasmo de sus pacientes y en 1924 publicó sus observaciones bajo un seudónimo. También convenció a un cirujano austríaco para experimentar con ella, mediante la reducción del area que se extiende entre su clítoris y su vagina, con resultados decepcionantes.
Sin embargo, el profesor Wallen piensa que, con los avances de la cirugía estética actual, esta modificación quirúrgica podría convertirse en una moda similar a la del aumento de pechos, llenándose las consultas de mujeres que buscan una reducción de CV para lograr llegar, de una vez por todas, al mítico “orgasmo”.
Vía LA Times
El quid de la cuestión está en la distancia que separa al clítoris de la vagina. Ese número, medido en centímetros, determina la facilidad para conseguir orgasmos por estimulación del pene, sin ayuda de lengua, dedos o juguetes sexuales.
Según Wallen, para ser la agraciada, la distancia entre el clítoris y la vagina debe ser menor de 2,4 cm, aproximadamente la longitud desde la punta del dedo pulgar hasta el nudillo del mismo. Cualquiera que tenga esta medida, está capacitada para producir orgasmos fiables durante una sesión de sexo con penetración.
Durante el trabajo de campo preliminar, el investigador ha revelado que sólo el 7% de las mujeres siempre alcanzan el orgasmo durante la penetración, fruto de su distancia CV (clítoris-vagina). Aunque, según Kim Wallen, las mujeres con distancias CV grandes no deben desalentarse.“Personalmente, no creo en la incapacidad sino en la inexperiencia; el pene como máquina de orgasmos no dice nada acerca de una vida sexual feliz. Esta regla permitirá a las parejas ser un poco más originales en la manera de tener relaciones sexuales.”
El profesor Wallen no es el primero en medir esta distancia “CV”. En la década de 1920, la princesaMarie Bonaparte, psicoanalista francesa y “amiga” de Sigmund Freud, creció harta de su propia falta de respuesta orgásmica. En su práctica profesional, vio un montón de pacientes con la misma queja ( “frialdad”, en la jerga de la época). Sin embargo, ella siempre culpó a la fisiología, no a la psique, como origen de su carencia.
Bonaparte recogió los datos CV de los orgasmo de sus pacientes y en 1924 publicó sus observaciones bajo un seudónimo. También convenció a un cirujano austríaco para experimentar con ella, mediante la reducción del area que se extiende entre su clítoris y su vagina, con resultados decepcionantes.
Sin embargo, el profesor Wallen piensa que, con los avances de la cirugía estética actual, esta modificación quirúrgica podría convertirse en una moda similar a la del aumento de pechos, llenándose las consultas de mujeres que buscan una reducción de CV para lograr llegar, de una vez por todas, al mítico “orgasmo”.
Vía LA Times
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